Una propuesta indecente

Esta crisis del Coronavirus, nos ha llevado a todos a preguntarnos sobre qué cosas pueden cambiar en la cotidianidad y seguramente algunas cosas cambiarán por fuerza y otras por convicción, pero sin duda alguna la reflexión es sobre el sistema mismo, sobre las relaciones tanto sociales como económicas y es por eso que es necesaria hoy más que nunca la luz de los filósofos, de los sociólogos además de los economistas.

Entonces surgen algunas reflexiones que pueden ser tan obvias que no nos las planteamos en el día a día. Veamos: Es evidente que la naturaleza y el medio ambiente están retomando la belleza y el poder de la vida. Los cielos son más azules, el aire lo podemos respirar, los océanos vuelven a ser verdes azules y los atardeceres son maravillosos sin smog, sin el gris de de contaminación que ya nos habíamos acostumbramos a ver como algo natural.

Las especies han re-aparecido, los animales se ven jugando en playas y caminos, los delfines celebrando, todo en los mismos sitios que antes se veían tristes y contaminados. El mar está respirando…

Y entonces por qué no hacemos que los economistas, sociólogos, psicólogos, antropólogos y politólogos analicen cuál debería ser el nuevo modelo de desarrollo en el que a 11 meses de consumo se le siga con uno de confinamiento, que ayude a recuperar el mundo. No será que si tenemos menos inodoros y relojes de oro, podríamos tener una casa común mejor. A ojo de buen cubero estoy seguro que alcanzaría y sobraría un esquema de un año de 11 meses para que el mundo logre tener un desarrollo armónico y sostenible. Así de sencillo. Ya hemos probado los beneficios ambientales de parar por un mes…

Entonces estoy seguro de que las empresas, los modelos productivos, la academia y la sociedad en general se podrían adaptar fácilmente a un año de 11 meses. Y siguiendo a Sabina el mes que podría “desaparecer” sería Abril…

De pronto si nos robaran el mes de abril, podríamos tener un desarrollo mucho más sostenible y aunque algunas fortunas billonarias seguramente no crecerían tanto, estoy seguro de que no sería realmente un problema, sino por el contrario una oportunidad. Creo que el consumo se puede ajustar a 11 meses así como las cadenas de producción, el turismo y en general la vida podría ser mucho mejor. Es posible que incluso no haya necesidad de subir los salarios realmente. Solamente reprogramar alguna de las primas o incentivos.

Sin duda esta cuarentena nos ha enseñado que podemos vivir con mucho menos y poder disfrutar de mejores atardeceres, de mejores paisajes, de mejor aire…

Cómo algunos saldrán a decir rápidamente que es una locura, pensemos en la cantidad de dinero en salud que gastamos en las ciudades, por culpa de la polución. O pensemos cómo muchas de las obras de las ciudades se podrían hacer más fácilmente en este periodo de “cuarentena ecológica” y así se mejoraría mucho la movilidad en los restantes 11 meses.
A nivel personal también podríamos hacer muchas labores de casa, muchos proyectos de familia y por qué no sería una época perfecta para el emprendimiento, la revisión de muchos procesos en las empresas y sobre todo, para la creación de nuevos productos y servicios.

Pensemos en cómo se ayudaría a la recuperación de especies, a la biodiversidad y a la mejoría general del equilibrio del planeta. Algunos me han dicho que podría ser un mes dividido en dos quincenas, puede ser una comenzando la primavera y otra en el otoño, sería más equitativo con los dos hemisferios.

Pensemos en cuántos libros hemos leído en estos días, cuantos conciertos hemos visto, cuántas conversaciones hemos tenido con nuestra familia, cuánto hemos compartido con los niños pequeños y por supuesto cuántos platos hemos lavado…. Pensemos qué tanto pudimos poner el ego en cuarentena, cuánto hemos pensado sobre el valor de la vida, sobre las cosas sencillas y como hoy valoramos más a las personas que hacen las labores cotidianas de la sociedad…